Dia 2: "Encierro"
- davidoq
- 11 sept 2016
- 2 Min. de lectura

La puerta de tú cuarto ya no se abre, no puedes salir, él no puede entrar. Atados el uno al otro. Aquí seguimos. Aquí esperamos. ¡Mísero cobarde! Temes lo que hay al otro lado. Temes que no lo puedas soportar. ¿Cuando te has vuelto tan cobarde? Antes no eras así. Presumías de independencia, porque nunca estabas solo. Pero ahora lo estas, y lloras. ¿Por qué no abres la puerta? ¿A quién temes? Ya no queda nadie. Nadie que te juzgue, nadie que te mienta, nadie que te prometa cosas que jamás cumplirá.
Antes temías la oscuridad pero ahora también la luz. ¿Qué diría Platón de todo esto? Deberías saberlo, tú lo sabes todo. Explícame entonces porque lloras. Llorar no sirve de nada. No tienes valor para continuar, tampoco lo tienes para aguantar. Que sencillo acabar con todo. Pobre inútil. El mundo ya te ha olvidado, pero te niegas a verlo. A nadie le importas ya. No queda nadie. Pero como vas a saberlo tú. Pobre recluso. Tu mundo son ocho metros cuadrados. Alza tu mano y abre esa puerta. Alza tu mano y acaba de una vez por todas con esto.
No haces nada. Quedándote ahí quieto todo pasará, se olvidará. Vuelve a la realidad. Deja de soñar. Ojalá solo fuese un sueño. Pobre idiota. La oscuridad te mece. La oscuridad te toma. Conoces sus brazos. Te son familiares. Son brazos de madre, son brazos de padre. Pero te engañas. La oscuridad no es buena madre. Siempre exigiendo. Siempre queriendo más. Pronto exigirá tu corazón. Pobre ingenuo. Y tú, se lo acabaras dando. Se lo acabarás dando todo. Incluso tu vida.
Y no lucharás.
Pobre cobarde.
Ya no te queda nada.
Commentaires