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Dia 5: "Francis"

  • davidoq
  • 14 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

Recuerdas esa pintura. ¿De quién era? Era aterradora. Te acuerdas. No podías dejar de mirarla. Tus ojos estaban perdidos, se podía ver en ellos su inmensidad. No se como podía gustarte. Quisiste pegarla en la pared de tu cuarto: la adorabas. Tus padres no te dejaron. Dijeron que era deprimente. Esas fueron sus palabras. DE-PRI-MEN-TE. Te enfadaste. Dijiste que en tu cuarto decidías tú. Diste un portazo. Conversación acabada. Aún así no la colgaste.


Ahora que ya no tienes nadie que te lo impida, ahí está. Colgada en la penumbra. Ni siquiera se ve. Pero tu sabes que está ahí. Y eso es lo que importa. La recuerdas perfectamente. Recuerdas incluso ese pequeño fallo de impresión, imperceptible a primera vista, pero que tú descubriste en apenas segundos. Recuerdas esa esquina, pegada con celo, que torpemente arreglaste. Las prisas no son buenas consejeras. Deberías haberte tomado más tiempo al arrancarla. Ahora ya es tarde, y para no olvidarlo, ese desgarro te lo recordará siempre.


Estabas nervioso aquel día. Tu vehemencia te traicionó. No podías echar las culpas a las tinieblas. El descuido era tuyo. Todavía no habíais tapiado las ventanas, la luz del exterior entraba invitada. Ni siquiera sabias lo que pasaba. Entonces solo erais dos. Toda la casa era vuestra. Tu mundo, hoy ocho metros cuadrados. Entonces doce veces más grande. Aún así te sentías prisionero. Te sentías esclavo. Lo recuerdas. Yo no llegara. Las noticias no decían nada. Un simple "permanezcan en sus casas". Eso era todo. Fue cuando escuchaste esas dos palabras. Sonaron en tus oídos. Retumbaron en tu cabeza. Debían ser palabras serias. Debían ser palabras duras. Lo supiste por la cara de él. Dos palabras que borraron su alegría. Dos palabras que se llevaron lo que le quedaba de vida. Ni sabías que palabras tan malas pudiesen existir. ¿Qué estaba pasando? Le preguntaste que significaba eso. No dijo nada. Esperaste sentado. "Di algo por favor" suplicaste. "¿Qué es lo que pasa?" No sabias nada. Esperaste que alguien lo explicase. Esperaste en balde. Las noticias se apagaron. Esperaste que pasase algo. No paso nada. Él lo sabía. Era indudable. Lo sabía. No decía nada.


Entonces tú colgaste el cuadro. Estabas nervioso y por eso se rompió. ¡Ya lo recuerdo! Francis Bacon. Ese era su nombre. Los nombres eran lo tuyo. Olvidar era lo mío. A él tampoco le gustaba. Pero tú te negaste a quitarlo. Aún cuando supisteis lo que pasaba. Aún cuando él dijo a lo que le recordaba. Discutisteis por ello. Pero ahí permaneció. Durante días no os hablasteis. Culpa de Francis Bacon. Culpa de tus manías. Jamás lo entenderé. Ni yo ni nadie. Al final fue él el que te habló. Decidió hacer como si nada. Casi pierdes a tu amigo. Casi pierdes a tu hermano. ¿Mereció la pena? ¿La mereció? Ni siquiera lo pensaste. Más fiel al cuadro que a tu amigo. Él que tantas veces te salvó.

Me das vergüenza.

Me das pena.

Acabarás solo.

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#1 

Porque he olvidado y me han olvidado

 

#2

Porque he sufrido y me han hecho sufrir

#3

Porque ya no cuento ni me han hecho contar

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