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"El mejor final"

  • davidoq
  • 14 nov 2016
  • 6 Min. de lectura

Una decisión siempre es difícil, nunca sabes cuando va a cambiar tu vida.


Cuando alguien viene a mi en busca de consejo, yo siempre hago la misma pregunta:


Si hubieses sido Meryl Streep en Los puentes de Madison.

¿Qué hubieses hecho? ¿Te hubieses bajado del coche?


Dependiendo de lo que respondan a esa pregunta yo contesto una cosa u otra. Puede que parezca una tontería, pero me gusta ese juego. Y no es el único juego que tengo. He descubierto que hay una serie de preguntas que me ayudan a descubrir como es la gente en realidad. Si la respuesta es NO, podrías pensar que la cobardía inspira esa palabra. Pero puede que la respuesta, que ese no, sea más complejo, que encierre un mensaje oculto. Pero solo con un si o un no, conocer a una persona… Desde luego que no. Ni aun leyendo sus mentes. Pero me va dando pistas. Por si solas estas respuestas se quedan vacías si no observas a esa persona. Un SI puede encerrar dudas, lo mismo que puede ocurrir con un NO. Pero esta solo es una de las preguntas más ligeras que oiréis de mi. No quiero asustaros todavía. Tengo preguntas para todas las situaciones. Y solo mis amigos, los que me conocen, saben lo que ellas encierran.


Si fueses a morir y pudieses escoger ¿morirías de día o de noche?


Esta ya es algo más curiosa. Los hay que dicen:


-Viendo un atardecer.

-Viendo las estrellas.

-En la tranquilidad de mi cama mientras duermo, sin sufrir.


Como me enfadan estos últimos. Creo que son los que menos aprecian sus vidas. De irme yo de este mundo querría irme con el paisaje más hermoso jamás visto, contemplando el infinito y a mi mismo, y después irme. La verdad siempre he pensado que me iría a lo grande de este mundo. El problema es que aun no he decidido como.


Los amigos de los que os hablé antes, a los que les hago estas preguntas, no son niños como yo. Lo habréis notado por lo poco imaginativo de las respuestas. Son adultos. Los adultos que cuidan de mi. Los que me dicen que todo va a salir bien, aunque sea mentira.


Tengo 12 años y tengo cáncer. No sintáis compasión de mi. Recordad que voy a tener un gran final que ninguno de vosotros habría soñado jamás.


Si tuvieses que escoger un animal ¿Qué animal serias?


Esta en principio es sencilla. Pero solo en principio. Las únicas condiciones que pongo de antemano es que se descarten perros y gatos. Alucinaríais la cantidad de veces que he oído ambas respuestas las primeras veces que hice esta pregunta. No se que ven los adultos de afortunados en estos animales. Se deben creer que se vive mejor en compañía de humanos. Aun así, con mis condiciones que prohíben perros y gatos, la gente sigue siendo poco imaginativa en sus respuestas. Ojala hubiese más niños como yo. Aunque hubo una, una respuesta que si me gustó: la tuya Dr. Frankenstein, Víctor para sus amigos. Al menos a mi te me presentaste de ese modo:


-Dr. Frankenstein. Pero mis amigos me llaman Víctor. Tu puedes llamarme como quieras, pero no te quejes si no te hago caso.


Creo que era de las pocas personas, incluidos mis padres, que no me trataban como un moribundo. Me gustaba eso de él. Se que le preocupaba, pero siempre intentaba restarle importancia a las cosas. La primera vez que me hicieron la quimio se quedo todo el rato a mi lado hablándome para que no tuviese miedo. Fue entonces cuando le hice la pregunta. Debió parecerle una pregunta importante porque se quedó pensando un buen rato, o al menos eso me pareció a mi. Pero la espera mereció la pena. Con el siempre la merecía.


-Creo que es una pregunta muy difícil. Pero creo que podré darte una respuesta. En un principio pensé en un escarabajo pelotero…


-No bromees. Lo digo en serio.


-Pues claro que hablo en serio. Por quien me tomas. Un escarabajo pelotero es el animal más fuerte del mundo. Con respecto a su tamaño claro. ¡Imagínate levantar 1000 veces tu peso!


-¡Eso es imposible!


-¡De veras! Un día te presento a uno y se lo preguntas.


-No seas tonto. Los escarabajos no hablan.


-El que te digo yo si que habla. Es un charlatán. Empieza a hablar y ya no para.


-¿Me lo presentarás?


-Pues claro. Siempre esta deseando tener nuevos amigos con los que hablar.


-El escarabajo pelotero mola. ¿Entonces lo escoges a él?


-Pues verás. Pensé que la fuerza estaría muy bien. Pero el mundo se me quedaría muy grande. Así que lo descarté. 1000 veces tu peso es mucha fuerza. Pero cuando eres así de pequeño… Pensé entonces en uno muy grande. Pensé en las ballenas. Probablemente de los pocos animales que conocen las profundidades marinas ¿sabes? Ningún humano ha llegado nunca a donde han llegado ellas. Pero tampoco.


-¡Tiene que ser increíble! ¿Por qué no las escogiste?


-Pues veras. Pensé que seria un gran desperdicio poder llegar tan abajo y no poder ver nada. Porque claro… a las profundidades oceánicas no llega la luz.


-¿Cómo no se pierden allí abajo entonces?


-Se guían por ultrasonidos. Son como un radar. Como los submarinos.


-Pero entonces si ven.


-Si, pero aun así no se yo si me acostumbraría a ver de ese modo. Imagíname en ballena con lo torpe que soy.


-No seas tonto. ¿Entonces?


-Entonces pensé. ¿Qué ha querido el hombre hacer desde el principio de los tiempos?


-¿El qué?


-Acaso no lo sabes. VOLAR. Imagina surcar los cielos. Sentirte libre. Llegar a lo más alto y vivir sin ataduras, sin cadenas. Tu y la inmensidad. Frente a frente.


-¿Serias un pájaro? Yo también seré un pájaro algún día. Volaremos juntos. ¿Me lo prometes?


-Te lo prometo.


Me gustaba la idea. Irme de este mundo volando. Volando junto a ti. Me lo habías prometido. Tú lo haría posible. Seríamos águilas surcando los cielos. Vería el mundo desde los ojos de Dios y así me iría. Siendo libre. Planearlo sería difícil. Pero ahora lo tenía claro. Al menos se como irme, y se que puedo contar contigo. Nunca me fallarías.


-Dr. F. ¿Podemos hablar? A solas.


-Claro. Un segundo enfermera.


-Debemos irnos cuanto antes. Ya he hecho las maletas. No necesitaremos muchas cosas. He vaciado mi hucha no se si será suficiente pero nos las arreglaremos. Vayámonos. ¿Me acompañará verdad?


-¿Qué estas haciendo Álvaro?


-Preparar todo para irnos. Como dijiste. A ser libres como pájaros. Así es como quiero irme. No lo entiendes. Tú lo dijiste. Es la mejor manera.


-Álvaro… Espera un momento. Escucha.


-No hay tiempo doctor. Cuanto antes nos vayamos…


-¡Basta ya! No puedes casi ni moverte. Mírate…


-Eso no importa doctor. Usted me ayudará. Debe hacerlo. Me lo prometió.


-Álvaro estas en mitad del tratamiento. Todavía no sabemos si…


-Si lo sabemos. Solo quiero decidir como irme. No quiero que lo último que vea sea esto. ¡No quiero! No puede dejar que me vaya así. Postrado en una cama. Lléveme lejos… Por favor hágame sentir vivo por última vez.


-No puedo. Esto no esta bien…


-¡No se vaya! ¡Me lo prometió! Me lo ha prometido.


Tú también me abandonaste. Tú también me dejaste solo. Ibas a buscar a mis padres. Pude notarlo en tu mirada. Querías contarles todo lo que te había dicho. Entonces jamás podría ser libre. Todavía tenía tiempo. Mientras los buscabas. Tenías razón cuando decías que no tenía fuerzas. Daba igual. Si mis piernas no podían, mis manos se encargarían. Reptaría. Me arrastraría. No me rendiría. Quería mi final. Mi ultimo momento. Lo necesitaba. Subiría a aquel ascensor. Llegaría a lo más alto. Los cables y las vías me estorbaban. Me los arranque. Corrí. No se como, pero corrí. Me abrí paso entre manos que solo buscaban detenerme. Yo era más rápido. El ascensor me esperaba y nadie iba a pararme.


Subí. Presione el botón de la azotea. Entonces me viste doctor. Pero ya era tarde. Sabías lo que iba a pasar. La puerta se cerró. Mis ropas se tiñeron del color de la sangre, del color de la muerte. El ascensor subía. Me llevaba a mi destino. Arriba. Más arriba. El cielo era mi parada.


Las puertas se abrieron. La luz me cegó. El cielo estaba despejado. No existía ni una sola nube que lo enturbiase. Dios había abierto sus brazos. Me estaba recibiendo. Saltaría. Saltaría y así sería libre. Cada vez había más y más sangre. Me empezaba a marear. Seguí adelante. Solo podía seguir adelante. No había otra opción. Mi vista se nublaba. Unos pocos pasos más. Podía verlo. Ese era. Ese era el regalo que tenía el mundo preparado para mi. Era mi estampa. Mi ultima visión antes de saltar. Era hermoso. Mas de lo que nunca habría esperado. Mas de lo que nunca habría soñado. Vi a mis padres. Me observaban desde abajo. Vi el cielo. Vi mi vida. No pude saltar. No podía dejar de observar el que era mi regalo hasta el último momento. Hasta el ultimo instante y solo después… Morir.


¿Cómo iba a saltar? ¿Cómo iba a renunciar a tan solo un segundo de aquello? No fue como había planeado. Realmente no lo fue. Pero no habría cambiado ni un instante. No morí en aquella horrible habitación. No morí como un vulgar moribundo. Morí luchando. Morí libre. Como el pájaro que siempre había deseado ser.

Y vosotros. Cual hubiese sido vuestro final. ¿Cómo os iríais?

 
 
 

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#1 

Porque he olvidado y me han olvidado

 

#2

Porque he sufrido y me han hecho sufrir

#3

Porque ya no cuento ni me han hecho contar

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