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"Guilles de Rais .1"

  • davidoq
  • 14 nov 2016
  • 2 Min. de lectura

-Terribles noticias asedian estos días nuestras puertas. Juana a muerto. La han quemado. La han quemado y tú, Dios, lo has permitido. Ella te entregó su vida. Ella confió en ti. Has dejado que muera. He visto lo que eres capaz de hacer y te odio. Te declaro la guerra. Has encontrado en mi a tu peor enemigo. Te demostraré el alcance de mi ira. Crearé el infierno aquí en la tierra. Tu reinado verá su fin y yo seré tu verdugo. No tu juez, tu verdugo.


Es posible que os suene el hombre del saco, un personaje ficticio empleado para asustar a los más pequeños. Pero, y si este personaje hubiese existido de verdad, y si este personaje hubiese sido mucho peor de cómo se relata a los niños. Pronto entenderéis que en la realidad se esconden monstruos, y que estos monstruos no son como los que tú o yo conocemos. Estos monstruos son verdaderos dementes, que esconden su apariencia tras ropajes humanos, cuando la realidad, no es más que una máscara, un eco sordo que llama a las tinieblas, al fuego del infierno.


-Pronto el mundo mirará atrás y verá que conmigo ha empezado una nueva era. Mi cruzada contra ti Señor toma comienzo. Mi espada segará las almas de tus fieles. Su sangre inocente bañara tus tierras y las teñirá de muerte. Yo mataré. Mataré hasta reparar el agravio. Juana… Juana… Tú te viste avocada a la muerte. Tú fuiste pasto de las llamas. Pero tu muerte será vengada. Con cada aliento de mi cuerpo. Con cada latido de este corazón. Venderé mi alma a la oscuridad si es necesario. Haré pagar a los justos por crímenes que no cometieron, pues tú eras la más justa Juana, y mira lo que te han hecho. Si Dios pudo ignorarte en tu condena, en tu martirio, le daré algo que no pueda ignorar.


Las puertas de las estancia se abrieron y una luz invadió la habitación del joven atormentado.


-¿Como os atrevéis a molestarme en mi pena? Di ordenes de que no se me molestase.


-Mi Señor su esposa ha llegado. Desea veros.


-Que se vaya. No quiero verla. Ya no hay lugar en este castillo para ella. Decídselo. Su compañía nos es grata entre estos muros.


-Mi Señor.


Las puertas se cerraron en pos de una reverencia y volvieron a sumirlo en la más absoluta de las oscuridades, tan solo iluminada por una tenue fogata.


-¿Por qué te has propuesto atormentarme así? Con esta daga y esta sangre, juro ahora ante ti mi pleitesía. Tu fuego arderá con la fuerza de mil soles. Yo te juro Señor de las Tinieblas, Belcebú, Satanás, que seré tu más fiel servidor.


Arrastró su daga a lo largo de su palma y en un gesto de ira apretó el puño hasta que de este brotó sangre que fue vertida sobre el suelo de la estancia y después arrojada a las llamas en señal de lealtad a su nuevo mecenas. Estas llamas cobrarían de pronto una fuerza de ultratumba, un fulgor inenarrable. Nuestro joven protagonista había sellado su pacto. Y estas llamas eran su respuesta.

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A NEW WORLD,

A NEW BEGINING

#1 

Porque he olvidado y me han olvidado

 

#2

Porque he sufrido y me han hecho sufrir

#3

Porque ya no cuento ni me han hecho contar

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