"Rubio"
- davidoq
- 19 nov 2016
- 1 Min. de lectura
Despertarme a tu lado y pensar que era un sueño. Acariciar tu pecho, tu abdomen e ir bajando. Me encantaba que me parases con tu mano. Que ofrecieses resistencia antes de dejarte. Porque al final te dejabas, siempre te dejabas. Te gustaba que te tocase. Que acariciase tu polla. Que sintiese tu calor en mi. Yo la apretaba fuerte. Notaba como latía. Tener tu corazón entre mis manos, como tú decías. Me sentía tu dueño. Te ponías colorado. Nos sobraban las sabanas. Esas mismas sabanas entre las que te refugiabas. Entre las que escondías tu esculpido cuerpo. Tú te aferrabas a ellas. Te resistías a dejarlas ir. Querías conservar lo único que ocultaba tu pureza, tu inocencia. Verte así indefenso ante mi despertaba aun más mi curiosidad insaciable. Te las acababa arrebatando y no hacías nada. Quieto en mitad de la cama esperando mi siguiente paso. Observarte así. Sentirte así. Me hacía querer tenerte mucho más cerca, mucho más unido a ti. Convertir tu cuerpo en mi mapa del mundo, chupetón a chupetón, caricia a caricia. Tu cuerpo se me mostraba puro, sin bello, demostrando su juventud. Tan solo una parte de tu cuerpo revelaba tu incipiente madurez: tu polla. Esa polla que tanto llegue a desear y que ahora tanto echo de menos. Tenías una ligera mata rubia que la adornaba, que la hacía brillar en solitario. Me llamaba. Quería que posase mis manos sobre ella, hasta conocerla, hasta poder esculpirla con los ojos cerrados. Llamaba pujante a mis manos. Llamaba deseosa a mi boca. Degustar tu sabor, el de tu semen, el de tu vida. Y así sentirme unido a ti.
Comments